Arenas está en la ruta mudéjar. Se sitúa al este de Vélez-Málaga a 416 metros, bajo las ruinas de la fortaleza morisca de Bentomiz, cuyo origen se remonta a la época ibérica. Fue ocupada y modificada por fenicios, griegos y romanos y está considerada como uno de los tres baluartes musulmanes más importantes de la Axarquía junto con los castillos de Comares y Zalia. Hoy en día todavía se pueden encontrar algunas mazmorras, fragmentos de muros y torres.
En 1487 el rey Fernando el Católico acampó aquí para prepararse para el asedio y la posterior conquista de Vélez-Málaga y la ciudad pasó a ser conocida como Arenas del Rey.Desde Vélez-Málaga, por la sinuosa carretera, el terreno es notablemente menos accidentado que en otras partes de la comarca, con suaves colinas llenas de almendros, olivos y viñedos y, por supuesto, nuevas villas blancas construidas por extranjeros que han hecho de esta zona su hogar. Al doblar la última curva, ahora hay un nuevo equipamiento de gimnasio en el lado izquierdo, para animar a los aldeanos a mantenerse en forma. A la entrada del pueblo, el ayuntamiento se alza con orgullo como una puerta de entrada, sus banderas ondeando con la brisa y a la vuelta de la esquina se puede aparcar fuera del bar a la izquierda y degustar su deliciosa cocina, siendo el menú del día particularmente bueno. Caminando desde la carretera hay una colorida placa con imágenes del evento más popular de Arenas, la Feria de la Mula que se celebra a mediados de octubre y que celebra las virtudes de los animales con exhibiciones de marca y de pastoreo, así como carreras, verdiales, degustaciones de comida y mucho más. Desde aquí, las escaleras a la izquierda y a la derecha conducen a pequeñas plazas con paredes llenas de flores y coloridas macetas. Hay tres zonas diferenciadas en el pueblo, el Barrio Alto donde viven herreros, artesanos y ceramistas, el Barrio Bajo la zona más humilde y finalmente el Centro Urbano con la iglesia-museo del siglo XII de Santa Catalina que fue quemada hasta quedar reducida a cenizas en la noche del 13 de noviembre de 1926 cuando una vela fue dejada encendida después de una ceremonia de bautizo. La única parte de la iglesia que sobrevivió fue el minarete, pero a pesar de ello hubo que quitarle una parte por el peligro de que se derrumbara. La reconstrucción duró 4 años, de 1941 a 1944, y la iglesia celebró su 500 aniversario en 2005.