A sólo un corto trayecto en coche desde la autopista y a sólo 10 minutos en coche de la costa se encuentra el pueblo montañoso de Iznate. Se encuentra enclavado en la ladera a 303 m sobre el nivel del mar y tiene las vistas más increíbles hacia el norte, este y oeste, con las sierras de Sierra Tejeda (La Maroma), Sierra Almijara y Sierra de Camorolos marcando el horizonte, sobresaliendo majestuosamente sobre los cerros más bajos cubiertos de viñedos. Esta zona es famosa por sus deliciosas uvas moscatel de las que provienen deliciosos vinos y pasas y cada mes de agosto el pueblo celebra una fiesta para celebrar esta forma principal de economía. Además de las uvas, hay platos locales para degustar con música, baile y mucho vino que fluye durante toda la noche.
Como muchos pueblos de la Axarquía, Iznate está lleno de calles estrechas y empinadas y las casas están literalmente unidas en un grupo compacto. Ocho siglos de ocupación islámica han dado forma a la arquitectura. Algunas de las calles tienen escalones y otrasson sólo pendientes muy empinadas que parecen casi imposibles de ascender. En realidad, subir no es la parte más difícil, siempre y cuando te detengas a respirar de vez en cuando. Bajar, esa es la parte que da miedo, ya que es fácil deslizarse y resbalar.
Muchas casas tienen hermosos patios con una plétora de colores que se extienden sobre las diversas macetas de terracota; hay balcones llenos de plantas de todas las sombras de verde imaginables. Todas las mujeres del pueblo parecen tener los dedos verdes o tal vez tiene que ver con el hecho de que limpian las hojas con cerveza.
Hay tres maneras de entrar en el pueblo, viniendo de Benamocarra hay una entrada por el jardín del pueblo con un equipo de gimnasio robusto para atraer a los aldeanos a hacer ejercicio. A continuación, la larga plaza principal con el Ayuntamiento, varios bares y un mirador con fantásticas vistas. Una empinada calle conduce a la plaza de la iglesia, la Plaza de la Virgen de los Dolores, con la iglesia parroquial de San Gregorio VII del siglo XVI y la Fuente de la Palsonada, que cuenta con un pequeño escudo y dos grifos que forman parte del patrimonio arquitectónico del pueblo. La segunda entrada al pueblo es por la carretera que sube desde Cajiz y después de la señalización de Iznate, hay una entrada que baja por la piscina municipal, y la tercera vía es por la pista de hormigón de la calle desde el lecho del río. Desde el pueblo de Benamocarra, o más allá, hasta Triana, Almáchar y Benamargosa, se puede conducir fácilmente por el cauce seco del río.
Durante varios años, hacia 1570, el pueblo quedó prácticamente deshabitado con la expulsión de los moriscos (musulmanes obligados a convertirse al cristianismo) que partieron hacia Túnez y el norte de África. Los nuevos habitantes llegaron de Antequera y Estepa, pero la economía se arruinó con el estallido de una plaga de filoxera seguida del terremoto andaluz.
Hoy en día Iznate es un pueblo muy activo y próspero, lleno de una buena mezcla de todas las nacionalidades que se mezclan muy bien. Si vas de visita, asegúrate de llevar buenos zapatos para caminar, lleva una botella de agua y no olvides tu cámara.