Macharaviaya es probablemente más conocido por ser el hogar de la noble familia Gálvez que elevó completamente el pueblo y las vidas de la gente que vivió allí en el siglo XVIII al traer prosperidad a un pequeño pueblo que luchaba por sobrevivir. José Gálvez, que era médico, se convirtió en patrón y alcalde de Málaga y su estatua se puede ver en los jardines de la Catedral. Debido a esta familia, en 1766 se construyó la Fábrica de Naipes. Tras una orden real emitida por el rey Carlos III, la fábrica obtuvo el monopolio para comerciar con las Américas y abasteció a la totalidad de las Indias españolas, produciendo 30.000 barajas al año. Estas cartas se fabricaban con cartón fabricado en Benalmádena y Maro y eran las más caras de España. La fábrica todavía está en el pueblo, pero ahora es un museo. El efecto de este comercio elevó el nivel de vida en el pueblo, las calles estaban pavimentadas, había un teatro al aire libre, un lavadero y una carretera construida para conectar Macharaviaya con Málaga.
Los habitantes mayores del pueblo empezaron a llamarlo Pequeño Madrid. Hoy en día no se puede visitar el pueblo sin notar las referencias a la familia Gálvez. Por ejemplo, el mejor lugar para dejar el coche mientras se recorre el pueblo a pie es la plaza Matías de Gálvez. Allí se encuentra el mausoleo que guarda los restos de José de Gálvez en una magnífica tumba. Otro miembro importante de la familia, Miguel Gálvez, se convirtió en embajador de España en Rusia y presentó a Catalina la Grande el vino dulce elaborado a partir de las uvas moscatel de la Axarquía. Lo disfrutó tanto que se convirtió en una característica común en sus banquetes y aprobó su exportación a Rusia, que pronto se hizo popular en todas las Cortes Reales de Europa. Otro miembro de la familia, el sobrino de José y el hijo de Matías, Bernardo de Gálvez y Madrid, Conde de Gálvez fue un soldado que derrotó al ejército británico en Pensacola en 1781 y reconquistó Florida para España durante la guerra revolucionaria estadounidense.
Hay una imagen de Don Bernardo en la plaza que lleva su nombre, con una placa que informa de sus victorias y derrotas. Si nunca ha oído hablar de él antes de leer este artículo, no se preocupe porque es casi seguro que haya oído hablar de la ciudad de Texas que fundó en nombre del rey Carlos III, Galveston.La iglesia de San Jacinto fue erigida por el arzobispo de Sevilla, Diego de Deza en 1505, poco después de la conquista de la Axarquía por los Reyes Católicos. En los siglos XVII y XVIII se añadieron elementos neoclásicos a su estilo barroco original. Tristemente a finales de 1990 era casi una ruina, sin embargo, afortunadamente la Sociedad Española de Conmemorativos del V Centenario la renovó completamente en 1992 y ahora es conservada por el Ayuntamiento y utilizada para el culto católico, además de ser el principal centro cultural de la ciudad.
En agosto de cada año, durante su Semana Cultural, el pueblo celebra una fiesta en honor al patrón del pueblo, Bernardo. Hay exposiciones, espectáculos musicales y de danza, actos culturales y concursos, verdiales tradicionales, música clásica en la iglesia y procesiones callejeras.
El pueblo se encuentra a 25 km de Vélez-Málaga, 27 km de Málaga y 8 km de la costa. Se encuentra a 240 m sobre el nivel del mar y se encuentra en la pintoresca Ruta del Sol y el Aguacate.
Para visitar Macharaviaya es necesario retroceder en el tiempo. Es casi una postal en su atractivo, con calles empedradas, casas con persianas de madera colgadas sobre balcones que dan sombra a los ocupantes que uno nunca ve y un sentimiento de historia tan vívido que cada nuevo giro proporciona un destello a una vida nunca olvidada. Tómese su tiempo y disfrute de este lugar histórico que es Macharaviaya.